En marzo del 2020 el poder ejecutivo nacional dispuso, mediante un decreto, la suspensión de las clases presenciales en las escuelas de todo el país. Durante meses, los/as chicos/as tuvieron que quedarse en sus casas, y cursar sus materias a distancia. La Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, advirtió desde el primer momento que esta medida traería consecuencias negativas tanto en en el aprendizaje pedagógico como en el desarrollo emocional y social de los/las jóvenes.
A lo largo de su libro, Soledad Acuña detalla su experiencia personal, explicando cómo vivió el aislamiento junto a su familia. En este sentido, explica que veía que su hijo necesitaba volver a la escuela, donde podría reencontrarse con sus compañeros/as y sus docentes. Esta realidad era compartida por otros/as padres y madres que se acercaban a la ministra para hablar de la situación de sus hijos/as.
El gobierno de la Ciudad, durante gran parte del 2020, trabajó para presentar diversos planes que permitieran que el regreso a la escuela fuera posible. Debido a la oposición del gobierno nacional, que intentaba mantener las escuelas cerradas, la reapertura de los establecimientos ocurrió más tarde de lo deseado por Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña.
A finales de aquel año, la Ciudad de Buenos Aires fue el primer distrito del país que garantizó la vuelta a las aulas. En ese momento, la Ministra y el jefe de Gobierno porteño anunciaron que para el 2021, habría presencialidad plena. Esta medida fue imitada por el resto de las jurisdicciones que comenzaron a abrir nuevamente los establecimientos.
En este sentido, en el capítulo 9, titulado “Los chicos hicieron todo bien” Soledad Acuña menciona: “Tras meses de disputa, conseguimos la autorización para un regreso seguro a las clases presenciales. Sin embargo, seguíamos atados al semáforo epidemiológico, único indicador tomado en cuenta por el Ejecutivo Nacional para hablar de educación. La salud integral de las personas y las consecuencias del encierro sobre niños y adolescentes no formaban parte de sus preocupaciones (…) Durante meses habían seguido las noticias con la expectativa de la vuelta y cada vez caían en la frustración al ver que se iban habilitando actividades, desde las más obvias hasta las más inverosímiles, y sus escuelas seguían cerradas. Parecía un castigo. Sin embargo, como repetí en cada instancia de negociación, los chicos hicieron todo bien y nosotros, desde la función pública, debíamos estar a la altura y darles respuestas”. Por esta razón, menciona que había otra pandemia que estaban atravesando los chicos y las chicas, una que no estaba siendo visibilizada y que los afectaba profundamente en su desarrollo.
El impacto en los aprendizajes
Durante la pandemia, Argentina tuvo una de las cuarentenas más largas del mundo. A su vez, mientras muchas actividades comenzaban a habilitarse, las escuelas seguían sin abrir. No solo se perdieron muchos días de clases, sino que también se perdieron muchos contenidos en el pasaje a clases virtuales.
Por esta razón, era necesario evaluar el impacto de la pandemia tanto a nivel socioemocional como en la pérdida en los aprendizajes. La evidencia expuesta en los resultados de las evaluaciones FEPBA y TESBA en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en las Pruebas Aprender, realizadas a nivel país, demostraron las consecuencias de cerrar las escuelas desde marzo del 2020.
¿Qué son las evaluaciones TESBA, FEPBA y Prueba Aprender?
La evaluación FEPBA se aplica en las escuelas de nivel primario de la Ciudad de Buenos Aires, para los/las alumnos/as de 7° grado. Las mismas, se realizan tanto en las escuelas de gestión estatal, como en las de gestión privada.
Por otro lado, la evaluación TESBA se implementa desde 2017 para todos los estudiantes de 3er año del nivel secundario en las escuelas de la Ciudad, de gestión privada y estatal. A partir de la evaluación TESBA, es posible medir los aprendizajes alcanzados al cierre del ciclo básico.
Los resultados de estas mediciones, mostraron que el cierre de escuelas tuvo un impacto muy significativo en los aprendizajes de los/as jóvenes. Por lo tanto, el Ministerio de Educación de la Ciudad elaboró un Plan de Recuperación de los Aprendizajes para volver a los niveles previos a la pandemia, en el que se diseñó y entregó material didáctico específico, se ofrecieron diversas capacitaciones e implementó un plan de fluidez lectora, que tuvo éxito en Mendoza.
Las pruebas Aprender, son realizadas por el gobierno nacional, y se aplican en todo el país. Estas demostraron que, si bien hubo una caída general con respecto a los niveles previos a la pandemia, la Ciudad sigue siendo el distrito con los mejores índices educativos. Esto evidencia la importancia que tuvo abrir las escuelas y de continuar elaborando planes para recuperar los aprendizajes, a partir de la evidencia empírica.