La ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, se convirtió una referente en el reclamo por la vuelta a la escuela, luego de que éstas cerraran sus puertas en marzo del 2020.
En su libro, titulado “El día que ir a la escuela fue noticia”, Acuña recorre el camino atravesado durante los años de la pandemia del covid-19, recordando sus experiencias para reflexionar y aprender de ellas. El capítulo 9, titulado “Los chicos hicieron todo bien” se sitúa luego de que el gobierno de la Ciudad lograra la tan ansiada reapertura de las escuelas, a finales del 2020. En este sentido, Soledad Acuña menciona que el regreso no hubiera sido posible sin el apoyo de los/las docentes, los/las estudiantes y las familias, que levantaron sus voces y se hicieron escuchar, para pedir por la educación.
Asimismo, cuenta que el reencuentro en las aulas durante los meses finales del 2020, que ocurrió con los protocolos correspondientes para cuidar la salud de los chicos y las chicas, era importante para recuperar el vínculo de los/las alumnos/as con la escuela, con sus compañeros/as y sus docentes. Esto se debía a que los meses de aislamiento no sólo tuvieron un impacto en los aprendizajes de los/las jóvenes, sino que también afectaron significativamente el desarrollo emocional y social de los chicos y las chicas. Por lo tanto, era necesario poner en marcha diversas actividades que lograran recuperar su vínculo con la escuela. “Las escenas se multiplicaron en cientos de escuelas: un espacio abierto, mesas y sillas distanciadas entre sí, los chicos con sus notebooks y, entre ellos, un docente a cargo. Todos con barbijo. Pensamos actividades educativas y, principalmente, acciones de revinculación. Queríamos que volvieran a encontrarse con sus compañeros, verse las caras, compartir tantas horas como fuera posible antes de dar cierre a un ciclo vital (…) Poner en palabras lo vivido en 2020 era fundamental. Que los chicos pudieran hablar de eso con sus docentes, que son también referentes, con los preceptores y directivos, que hablaran entre ellos y experimentaran esa identificación que solo se da entre pares. En casa lo vivíamos a diario, nuestro hijo no hablaba demasiado de lo que sintió durante tantos meses de encierro, pero estoy segura de que pudo hacerlo con sus maestros y compañeros cuando se encontraron”.
Cada día en la escuela cuenta
Una de las principales ideas que resalta Soledad Acuña a lo largo de su libro, es que cada día en la escuela cuenta y es importante. Esta es una enseñanza que dejó la pandemia, que recordó la importancia de que los/las chicos/as estén en las aulas, debido a que la escuela cumple un rol fundamental como ordenadora del resto de la sociedad.
De este modo, la ministra explica que, luego de reabrir las escuelas, el 1° de noviembre anunció junto al Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la vuelta a clases 100% presenciales desde febrero del 2021. En ese año, al igual que en 2022 y 2023, las clases arrancarían de manera anticipada, para alcanzar los 192 días de clase, superando los 180 que estipula la ley.
Para que el regreso a la presencialidad plena en 2021 pudiera darse de manera ordenada, fueron fundamentales las actividades de vinculación y la puesta en marcha de los protocolos de prevención de contacto, durante los últimos meses de clase del 2020.
El inicio de clases en febrero del 2021
Soledad Acuña se refiere al primer día de clases del 2021, como “un día feliz”. La ministra explica que para la vuelta a la escuela, todo el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se puso a disposición, de modo que el regreso pudiera ocurrir de forma ordenada.
A su vez, retoma la idea de que cada día en la escuela cuenta, y expresa que “Ese era nuestro punto de partida. Teníamos dos semanas para saber cómo estábamos, en qué situación se encontraba cada estudiante, entonces los docentes podrían hacer su planificación anual. Esos quince días de febrero nos sirvieron para anticiparnos, fueron días que ganamos para mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje”.