En 2022, luego de la pandemia, la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña decidió plasmar su experiencia en un libro titulado «El día que ir a la escuela fue noticia». En esta obra, Acuña relata el desafío que supuso para ella y su equipo enfrentarse al cierre de escuelas dispuesto en aquel entonces por el Gobierno nacional. Entre 2020 y 2021, Acuña trabajó junto a Horacio Rodríguez Larreta, con el objetivo de reabrir las escuelas. El propósito de este libro es aprender de los errores cometidos durante la pandemia del Covid-19 y evitar repetirlos en el futuro.
Una de las lecciones más importantes que nos ha dejado esta pandemia es comprender que cada día en la escuela cuenta. En este sentido, se resalta la importancia de la presencialidad en las aulas, ya que durante los meses en los que las escuelas estuvieron cerradas, se hizo evidente que no es lo mismo tener clases de forma virtual que asistir físicamente al colegio, especialmente para los chicos y chicas más jóvenes.
La asistencia regular a la escuela permite a los estudiantes establecer conexiones más sólidas con sus compañeros, aprender a relacionarse y respetar las normas de convivencia. Además, el contacto directo con los docentes no solo facilita el proceso de aprendizaje, sino que también contribuye al desarrollo socioemocional de los estudiantes.
Por tanto, la cuarentena y la suspensión de clases presenciales tuvieron un impacto significativo en la salud emocional de los jóvenes. Consciente de esta problemática, Soledad Acuña trabajó junto a Horacio Rodríguez Larreta y en articulación con las áreas del Gobierno de la Ciudad para mantener un vínculo cercano con las familias y conocer su situación particular.
En su libro, Acuña menciona los resultados preocupantes de una investigación realizada por el Gobierno porteño en colaboración con la fundación Ineco. Esta encuesta se llevó a cabo entre adolescentes de 13 a 20 años y abordaba cuestiones relacionadas con su salud emocional. Según los datos recopilados, entre el 60% y el 70% de los jóvenes manifestaron síntomas de cambios frecuentes de ánimo, ansiedad, sentimientos de soledad y baja satisfacción con su vida.
Conscientes de esta realidad, a finales de 2020, el Gobierno de la Ciudad logró, gracias al enorme esfuerzo de las familias, docentes y estudiantes, reabrir las escuelas y garantizar el tan esperado reencuentro en las aulas.
A partir de entonces, se estableció que en 2021 las escuelas de la Ciudad volverían a la presencialidad plena y que el inicio de las clases se daría de forma anticipada. El principal objetivo de las políticas educativas fue garantizar la mayor cantidad de tiempo de clases posible. Para lograrlo, se dispuso la apertura de las escuelas los días sábados, se utilizaron los recesos de invierno y verano como espacios de recuperación de aprendizajes y se aseguró que todas las escuelas de gestión estatal de la Ciudad fueran de jornada completa o extendida. Además, se estableció la obligatoriedad de la jornada extendida para los estudiantes de 6° y 7° grado de primaria, así como para el primer año de las escuelas secundarias.
Estas medidas buscaban mitigar los efectos negativos de la interrupción de la presencialidad y brindar a los estudiantes el tiempo y los recursos necesarios para recuperar los contenidos perdidos. Además, se implementaron estrategias de apoyo emocional y psicológico para ayudar a los jóvenes a superar los desafíos emocionales derivados de la pandemia.
Soledad Acuña destaca en su libro la importancia de comprender dónde nos equivocamos y cuánto atravesamos durante esta crisis para no repetir los mismos errores en el futuro. Es fundamental aprender de la experiencia vivida y utilizarla como base para construir sistemas educativos más resilientes, capaces de adaptarse a situaciones adversas y asegurar el derecho a la educación de todos los jóvenes.
En definitiva, el libro de Soledad Acuña constituye un testimonio valioso sobre los desafíos enfrentados en el ámbito educativo durante la pandemia. A través de sus páginas, se transmiten lecciones fundamentales sobre la importancia de la presencialidad escolar y el impacto emocional en los estudiantes. Asimismo, se destacan las políticas implementadas para garantizar la continuidad pedagógica y emocional de los jóvenes, y se subraya la necesidad de aprender de los errores cometidos para construir un futuro educativo más sólido y equitativo.