En mayo del 2022 Soledad Acuña publicó su libro “El día que ir a la escuela fue noticia”, en el que narra su experiencia como Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires durante los años de la pandemia del Covid-19. En él se explica cómo fue el proceso hacia la vuelta a las aulas en las escuelas porteñas. En los últimos meses del 2020, se hizo evidente que las clases presenciales no implicaban un riesgo para la salud de los alumnos o los docentes. Sin embargo, el gobierno nacional y algunos sectores partidarios, decidieron prolongar el encierro y las clases virtuales, al mismo tiempo que habilitaban otras actividades que creían más importantes que la educación.
Tal como se explica en el capítulo 5 del libro, “En ese momento se produjo el primer punto de quiebre con el Gobierno nacional, no en el sentido de confrontación porque estábamos en el mismo barco y teníamos que colaborar, pero sí se hizo evidente que teníamos miradas diferentes. Con el paso de las semanas fuimos discutiendo desde otro lugar porque ya se había superado la emergencia, ese primer tiempo duro sin información en el que acompañamos y aceptamos las restricciones para hacer los ajustes necesarios sobre el sistema de salud (…) Las necesidades de los niños y adolescentes se convirtieron en una causa por la que terminamos enfrentados con el Gobierno nacional, pero los datos estaban ahí y no podíamos desconocerlos”.
Es por ello que las voces de las familias, los estudiantes y los docentes, fueron fundamentales para retornar a la presencialidad. Gracias a éstas, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires contó con el respaldo que más necesitaba para poder ejercer su autonomía y permitir la apertura de las escuelas. Pero este respaldo pudo darse ya que tanto Soledad Acuña como Horacio Rodríguez Larreta, siempre buscaron ser lo más transparentes posibles a la hora de tomar una decisión. El ministerio nunca dejó de evaluar, porque es lo que permite tener un conocimiento profundo de la situación y el impacto de las medidas.
En el Epílogo del libro se menciona que “La pandemia, entre muchas otras cosas, puso a prueba no solo la capacidad de los gobiernos para abordar situaciones de extrema complejidad, sino también el sustento empírico de nuestras decisiones. Sin dudas, de aquí en adelante, las sociedades van a exigir a los gobiernos datos e información contrastable a la hora de adoptar medidas que afecten la vida y la libertad de las personas. La pandemia ha dejado de manifiesto que la gestión no puede estar basada en percepciones sino en evidencia”.
Es por eso que en la vuelta a la presencialidad, evaluar a los chicos era algo fundamental. La mayoría de los estudios internacionales sostienen que la ausencia de presencialidad tuvo un impacto muy profundo en la educación de los jóvenes. De acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, 8 de cada 10 chicos de 10 años en América Latina y el Caribe no puede leer y comprender un texto simple para su edad. Contar con este tipo de datos nos permite tomar decisiones adecuadas para resolver los problemas que afronta la educación de nuestro país. En este sentido, ante la intención del gobierno nacional de postergar las Pruebas Aprender hasta diciembre del 2021, en la Ciudad se realizaron las pruebas FEPBA y TESBA. Las primeras, se aplican a todos los alumnos de 7° grado, y las segundas para los estudiantes de 3° año de secundario, ambas para escuelas de gestión estatal y privada. Éstas son pruebas censales, por lo que no buscan calificar a los estudiantes, ni realizar juicios de valor respecto de la calidad de las escuelas o sus docentes, como se argumenta desde algunos sectores. A partir de los resultados, fue evidente que era necesario implementar diversas instancias de apoyo para los alumnos que los necesitaban.
Evaluar permitió diseñar políticas que pudieran centrarse en problemas concretos, y así comenzar a recuperar los aprendizajes. De este modo, los resultados de las Pruebas Aprender volvieron a posicionar a la Ciudad como el distrito con mejores índices educativos del país. No obstante, aún queda mucho por hacer, y es por eso que se seguirá trabajando para que todos los chicos y las chicas puedan acceder a una educación de calidad, que les permita formarse y desarrollarse, con posibilidades de construir y decidir sobre su propio futuro.