«El día que ir a la escuela fue noticia» es un libro que reflexiona sobre la pandemia y su impacto en la educación. Su autora, Soledad Acuña, es Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires desde 2015. En él, narra su experiencia de aquellos meses en los que las escuelas debieron cerrar en todo el país, describiendo sus sensaciones y las principales situaciones que se presentaron en ese periodo. La obra ofrece una mirada retrospectiva a los acontecimientos vividos durante la pandemia en el ámbito educativo, e invita a la reflexión y a repensar la forma de gestionar.
En el epílogo del libro explica: “Veíamos el impacto emocional en nuestros hijos y se encendían las luces de alerta ante los retrocesos en el aprendizaje. Durante meses se los postergó, dejamos de mirarlos, no pensamos en el daño que le estábamos haciendo y así se sacrificó su futuro. Le exigimos a una generación que renunciara a sus espacios, a sus tiempos, a sus amigos y a sus oportunidades tomando decisiones que consideraban exclusivamente las necesidades de los adultos. Sin embargo, muchos sectores de la sociedad civil advirtieron el sinsentido”.
Asimismo, explica que a partir de esto, las voces de las familias y los/as docentes, que muchas veces son las más silenciosas, finalmente se hicieron escuchar:
“Sin distinción, familias de escuelas públicas y privadas que se encontraban con las mismas dificultades, empezaron a movilizarse, se organizaron y recuperaron la bandera de la educación para el conjunto de la sociedad. La izaron bien alto, en cada rincón del país. La mayoría de los docentes, a pesar de sus miedos y dudas entendieron lo primordial que es su rol. No hizo falta una ley o un sindicato; se sintieron esenciales, comprendieron que necesitaban volver a las aulas y los estudiantes valoraron a la escuela y a sus docentes como nunca. Como repetimos tantas veces: los chicos hicieron todo bien. Los más grandes se apropiaron de sus derechos y los asumieron con responsabilidad. Los más pequeños mostraron sus ganas de volver a la escuela y lo hicieron con gran compromiso, respetaron protocolos insólitos e incluso más estrictos que los del mundo adulto”.
Por último, resalta la importancia que tuvo el involucramiento de las familias para fortalecer su reclamo por la vuelta a la presencialidad en las aulas: “Desde mi lugar como ministra de Educación, el encuentro con todos estos actores batallando por la presencialidad y la apertura de las escuelas le dio impulso y legitimidad a un proceso que recién empezaba, un recorrido que nos iba a desafiar a cada paso. En el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fuimos los primeros en reclamar abiertamente la vuelta a las aulas. A mediados de 2020 —cuando la mayor parte de la sociedad percibía este reclamo como algo prematuro— tuvimos la convicción de priorizar la educación y lo dijimos en voz alta: las escuelas debían ser lo primero en abrir. Irónicamente, la única cuestión en la que todos los gobiernos deberíamos estar de acuerdo fue el principal punto de ruptura política entre Horacio Rodríguez Larreta y el Presidente de la Nación. Las consecuencias de ese debate fueron profundas en términos ideológicos pero también en cuanto a políticas educativas concretas”.
La importancia de sostener la presencialidad en las aulas
Las clases presenciales son fundamentales para la educación de los/as chicos/as. La interacción en persona entre estudiantes y docentes permite una comunicación más efectiva y una retroalimentación instantánea, lo que genera más y mejores oportunidades de aprendizaje.
Además, enseña a los/as alumnos/as a incorporar una rutina y una mayor organización, debido a que se fomenta la disciplina y la responsabilidad de los estudiantes, al mismo tiempo que les proporciona un ambiente de aprendizaje estructurado y motivador.
Las clases presenciales también fomentan el desarrollo social y emocional de los/as estudiantes, ya que les brinda la oportunidad de interactuar con sus compañeros y crear conexiones significativas.
Por lo tanto, aún durante la pandemia, era esencial que los gobiernos buscaran formas de ofrecer clases presenciales y seguras para los/as estudiantes y docentes.