¿Por qué es importante la apertura de las escuelas?

La apertura de las escuelas

En mayo de 2022, Soledad Acuña publicó su libro “El día que ir a la escuela fue noticia”, que detalla cómo fue su experiencia como ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, en los años 2020 y 2021, durante la pandemia del Covid-19. En el capítulo 6 de este libro, la Ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires explica que, luego de finalizar su licencia por maternidad a mediados de 2020, se propuso como principal objetivo la vuelta a la presencialidad en todas las escuelas  porteñas. A pesar de la negativa que expresó el gobierno nacional, la titular de la cartera educativa porteña, junto con el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, comenzaron a  diseñar y planificar una  política para que los chicos y chicas de la Ciudad pudieran retornar a las aulas en ambientes cuidados que resguarden la salud de la comunidad en su conjunto. Asimismo, al final del capítulo se explica que: “Desde Nación insistían en aclarar que todas las provincias estaban de acuerdo con ellos, con excepción de la Ciudad. Pero nosotros no éramos los únicos que no estábamos de acuerdo. Las familias y los estudiantes comenzaron a despertarse. En un principio tímidamente, pero muy rápido se destapó la olla: querían un plan de regreso a las clases presenciales. La ciudadanía empezó a tener una voz propia y ya no había vuelta atrás.”

Cada día de clases cuenta

En el capítulo 9, titulado “Los chicos hicieron todo bien”, Soledad Acuña narra cómo fue la vuelta a la presencialidad a finales del 2020 y la gestión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que a partir del 2021, las clases se dictaran de manera 100% presencial en todas las escuelas porteñas. . 

La ministra cuenta cuál era la sensación de los estudiantes que: “Durante meses habían seguido las noticias con la expectativa de la vuelta y cada vez caían en la frustración al ver que se iban habilitando actividades, desde las más obvias hasta las más inverosímiles, y sus escuelas seguían cerradas. Parecía un castigo. Sin embargo, como repetí en cada instancia de negociación, los chicos hicieron todo bien y nosotros, desde la función pública, debíamos estar a la altura y darles respuestas”. Por esta razón y debido al enorme esfuerzo de las familias, los docentes, los estudiantes y el Gobierno de la Ciudad, a mediados de octubre las escuelas volvieron a abrir sus puertas. Cuando a finales de 2020 ir a la escuela volvió a ser noticia, volvieron a aparecer los cuestionamientos: “Algunos decían: ¿para qué se gastan en hacer protocolos si ya casi es Navidad? Teníamos varias semanas por delante, y si podíamos garantizar que un solo chico aunque sea por un día volviera a clases con sus maestros, profesores y compañeros, lo íbamos a hacer. Porque cada día en la escuela cuenta y hace la diferencia”. De este modo, la visión de Soledad Acuña y su equipo era clara: luego de meses de espera, los chicos y chicas debían tener la posibilidad de reencontrarse con sus compañeros y sus docentes en las aulas, aunque fueran los últimos días del año, cada día de clases cuenta.

La escuela como un lugar de vinculación

La importancia de la presencialidad en las aulas no se limita tan solo a académico, tal como menciona la ministra, en la virtualidad “Hubo esfuerzo, hubo trabajo, hubo decepción por no poder cumplir con las expectativas, hubo acompañamiento a estudiantes cada vez más desmotivados. Las clases son otra cosa”

La pandemia demostró que la escuela tiene un rol social muy importante. Soledad Acuña pudo ver esta realidad a través de su hijo, que en 2021 se cambiaría de escuela, por lo que el 2020 significaba la despedida con sus compañeros. Por lo tanto, “Aquellos días en los que pudo volver a la escuela fueron fundamentales, no desde lo pedagógico, porque ese no era el objetivo, sino desde lo emocional. Santi volvió a la escuela para despedirse, cerrar una etapa de su vida y prepararse para afrontar otra. Desde el ministerio hicimos mucho énfasis en el objetivo primordial de la revinculación. No íbamos a poder avanzar en contenidos curriculares porque hubiera sido imposible trabajarlos al aire libre y en pocas horas; lo que estábamos privilegiando era el vínculo afectivo y emocional con la escuela”.

Es por esta razón que escribió este libro, para que sirva como un constante recordatorio de por qué las escuelas siempre deben permanecer abiertas, entendiendo a la educación como un derecho fundamental, que debe ser siempre una prioridad de gobierno.

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