“El día que ir a la escuela fue noticia” es un libro que reflexiona sobre los principales acontecimientos que atravesaron a la educación nacional en 2020 y 2021, durante la pandemia del covid-19. Éste fue escrito por la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, con el objetivo de recordar lo que ocurrió en esos años, para aprender de los aciertos y errores que se cometieron. Una de las principales enseñanzas que nos deja, es la importancia que que los chicos y las chicas estén en la escuela, y el rol que ésta cumple como ordenadora de la sociedad.
Para contener los contagios y no poner en riesgo al sistema de salud, el gobierno nacional implementó el aislamiento social preventivo y obligatorio, el cual alcanzó a la educación, obligando a los jóvenes a quedarse en sus casas y asistir a las clases de forma virtual. En aquel entonces, Soledad Acuña se opuso a dicha medida, argumentando que había que intentar garantizar el mayor tiempo posible dentro de las aulas, y que si se cerraban las escuelas a principios de año, sería muy difícil volver a abrirlas en los meses siguientes.
En su libro, Soledad Acuña cuenta que a mediados del 2020, el Ministerio llevó a cabo una medición para evaluar la situación de cada uno de los estudiantes de la Ciudad. “Antes del receso de invierno, la subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa había preparado un relevamiento para saber cuántos chicos no se habían conectado a sus clases durante el primer cuatrimestre. El área de Lucía Feced Abal gestionaba tanto las escuelas de gestión estatal como todos los programas socioeducativos del ministerio. Esa enorme red de contactos nos permitía conocer cuál era la situación de cada uno de los estudiantes. Los primeros resultados mostraron un escenario preocupante. Muchos estudiantes de escuelas públicas y privadas habían perdido el vínculo con sus docentes. Cuando terminamos de hacer el relevamiento, después del receso invernal, identificamos a 6500 chicos que habían quedado totalmente desvinculados de las aulas. El problema se extendía a todo el sistema educativo. De ese total, eran 1100 los que asistían a escuelas privadas subsidiadas, específicamente aquellas ubicadas en los barrios más vulnerables. Sabía que teníamos que pensar en una solución. Había que consolidar toda la información que pudiéramos conseguir para planificar nuestros próximos pasos”.
A partir de estos resultados, se elaboraron diversas estrategias para recuperar el vínculo de estos chicos y chicas con la escuela. “Estaba claro que se trataba de un problema integral. Los chicos no se quedaban afuera del sistema únicamente por no tener computadora, se quedaban afuera porque sufrían una vulneración de sus derechos. En el caso de los 6500, empezamos a contactarlos para entender cuál era la realidad de cada uno. Con el equipo veníamos analizando la situación y recabando datos para entender lo que pasaba”. En este sentido, se implementaron programas como Decí Presente, con el objetivo de prevenir el abandono escolar de los/as estudiantes de primaria y secundaria. De este modo, se obtuvo información de estudiantes que precisaban acompañamiento para su revinculación escolar y aquellos/as que, habiendo tenido intervenciones socioeducativas, continuaban en situación de posible abandono. Gracias a este trabajo, y a que se buscó casa por casa a los jóvenes, muchos chicos y chicas pudieron recuperar el vínculo con la escuela.
Estas medidas y logros, fueron posibles debido a que el Ministerio de Educación porteño sostuvo la política de medir y evaluar la realidad, para poder actuar en base a ella y cambiarla. En la segunda mitad de 2020 la Ciudad de Buenos Aires comenzó a desarrollar una serie de protocolos para actividades educativas que permitieran el regreso a la presencialidad de forma progresiva y cuidada. Esta decisión se sustentó en el análisis de la evidencia disponible que contribuyó a sostener la función indispensable que cumple la escuela en su formato presencial para promover la equidad, lograr los aprendizajes y favorecer el bienestar emocional y la socialización de los/as estudiantes.
Tal como afirma Soledad Acuña en su libro: “Mientras la Ciudad buscó la evidencia necesaria para gestionar, a nivel nacional y en la gran mayoría de las provincias no se comunicaban datos oficiales sobre el nivel de abandono escolar (…) La planificación es posible cuando existen fundamentos empíricos que guían las políticas. Sostener un sistema de evaluaciones durante la pandemia fue lo que nos permitió tomar medidas a tiempo para recuperar aprendizajes”.