La ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña, enfrentó uno de los desafíos más complejos de su gestión entre los años 2020 y 2021, en medio de la pandemia del COVID-19. La llegada del virus paralizó al país y el gobierno nacional optó por decretar un aislamiento social y preventivo obligatorio. Entre las áreas más afectadas por esta medida se encontraba la educación, ya que las escuelas de todo el país cerraron sus puertas en los primeros días de marzo.
La ministra Soledad Acuña, quien comenzó su licencia por maternidad el mismo día que se inició la cuarentena, se opuso a la decisión de suspender las clases presenciales tan pronto, argumentando que se debía garantizar la mayor cantidad de tiempo posible en las aulas para los estudiantes.
Durante este período de aislamiento, la distancia entre los estudiantes y la escuela se hizo evidente, lo que resultó en la pérdida del vínculo educativo. Si bien se implementaron nuevas formas de enseñanza y comunicación, la continuidad de la educación se vio afectada de manera diversa según los contextos y las posibilidades institucionales y familiares. Esto generó mayor desigualdad en las trayectorias educativas, exacerbando la brecha entre aquellos estudiantes que tenían acceso a herramientas tecnológicas y apoyo familiar para realizar sus tareas escolares, y aquellos que carecían de estos recursos.
RECUPERAR EL VÍNCULO CON LA ESCUELA
En respuesta a esta situación, en 2020 se implementó la estrategia «Decí Presente» para abordar la problemática de los estudiantes que perdían su vínculo con la escuela. Esta estrategia permitió identificar las principales causas de los problemas de continuidad educativa en las escuelas, que incluían la falta de apoyo familiar, la vulnerabilidad, las dificultades emocionales, la desmotivación y la falta de interés. Estos factores se identificaron como las principales causas de la pérdida del vínculo con la escuela. Los resultados se basaron en una investigación llevada a cabo por el Gobierno de la Ciudad en colaboración con la Fundación Ineco, que se centró en el estudio de las dificultades emocionales experimentadas por niños y adolescentes durante el aislamiento.
Por otro lado, algunas familias destacaron la importancia de contar con dispositivos y acceso a Internet para mantener la continuidad pedagógica de sus hijos e hijas. En respuesta a estas necesidades, el Ministerio proporcionó los dispositivos necesarios para apoyar la educación de estos estudiantes. Los supervisores recopilaron esta información a través de la comunicación con las escuelas que informaron la discontinuidad de los estudiantes, así como a través de reuniones con las familias en esta situación. }
En este sentido, desde la suspensión de las clases presenciales en marzo de 2020, el Ministerio de Educación implementó el Plan Sarmiento BA, que incluyó la entrega de dispositivos tecnológicos a los estudiantes que no tenían acceso a ellos para continuar con su educación en casa. En total, se entregaron 31,298 netbooks a alumnos de nivel primario y secundario.
LA ESCUELA COMO ORDENADORA DE LA SOCIEDAD
Es importante destacar que para muchas familias, la escuela desempeña un papel fundamental en la provisión de alimentación diaria para niños en situación de vulnerabilidad. Por esta razón, durante todo el año escolar 2020, el Ministerio de Educación adaptó el servicio alimentario. A lo largo del año, se distribuyeron un total de 7,720,000 Canastas Nutritivas Escolares cada dos semanas, con el objetivo de proporcionar alimentación a los niños y niñas que solían recibir este servicio en sus escuelas.
En su libro titulado «El día que ir a la escuela fue noticia», Soledad Acuña resalta la importancia de asistir a la escuela como la mejor herramienta de una sociedad para igualar oportunidades. Subraya que la educación no solo es responsabilidad del gobierno, sino que también involucra un diálogo constante con la comunidad educativa y la sociedad en general.
Las voces de estudiantes y familias son parte fundamental en la toma de decisiones y la mejora de las políticas públicas. Se plantea la interrogante de cómo será en el futuro la participación de estudiantes y familias en el debate sobre el presente y el futuro de la educación. La educación es una tarea compartida que requiere la colaboración de todos los sectores de la sociedad para garantizar un acceso equitativo y de calidad para todos los estudiantes.