En su libro, titulado «El día que ir a la escuela fue noticia», Soledad Acuña narra el período de aislamiento en los que trabajó por el retorno a las clases presenciales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En este relato, la Ministra de Educación aborda con profundidad los desafíos enfrentados durante el 2020 y 2021, destacando la importancia de la educación como un derecho fundamental que debe ser salvaguardado por cualquier gobierno.
En el noveno capítulo, titulado «Los chicos hicieron todo bien», la Ministra comparte cómo, a pesar de las reticencias del gobierno nacional, ella y el Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, trabajaron incansablemente para concebir una estrategia que posibilitara el retorno seguro de los estudiantes a las aulas. Este capítulo revela la planificación meticulosa que permitió la reapertura gradual de las escuelas a fines de 2020 y sentó las bases para la oferta de educación presencial al 100% en 2021.
Soledad Acuña no solo presenta los aspectos logísticos de este proceso, sino que también destaca el anhelo palpable de los estudiantes por volver a las aulas. Estos jóvenes, tras meses de espera, expresaban frustración al observar que se permitían diversas actividades mientras sus escuelas permanecían cerradas. La Ministra enfatiza la necesidad de que las decisiones gubernamentales estuvieran a la altura de los estudiantes, quienes sufrieron meses de aislamiento.
La apertura de las escuelas no solo fue un logro en términos educativos, sino también un acto que reconoció la importancia de la escuela como ordenadora social. Soledad Acuña, al compartir su experiencia personal a través de su hijo, subraya cómo el aislamiento afectó emocionalmente a los estudiantes, quienes ansiaban reunirse con sus compañeros y profesores. En este contexto, la escuela no sólo desempeñó un papel pedagógico, sino que se convirtió en un espacio vital para la reconexión emocional y la preparación para enfrentar nuevas etapas.
A medida que el año escolar llegaba a su fin, surgieron interrogantes sobre la necesidad de regresar a las clases presenciales en los últimos días. Ante esta pregunta, la Ministra sostiene con firmeza que cada día en la escuela cuenta y hace la diferencia. Su visión va más allá del avance curricular; busca consolidar los lazos afectivos y emocionales con la escuela.
La obra de Acuña se erige como un manifiesto en defensa de las escuelas abiertas. Más allá de ser un relato sobre la gestión educativa, es un recordatorio constante de que la educación es un derecho fundamental y debe ser prioridad gubernamental. Cada día en la escuela, según la perspectiva de Acuña, es una oportunidad invaluable que moldea la vida de los estudiantes, proporcionando conexiones, aprendizaje y desarrollo emocional que son irremplazables.
LAS REFLEXIONES DE SOLEDAD ACUÑA
El libro también ofrece una reflexión sobre la política y la gestión gubernamental. Soledad Acuña entiende que la pandemia debería ser un catalizador de aprendizaje para la sociedad, recordándonos que la educación debe ser una prioridad constante. «El día que ir a la escuela fue noticia» nos invita a repensar la educación y el papel crucial que desempeña la escuela en la vida de cada familia.
La conexión emocional, el aprendizaje y el desarrollo social que se experimentan en el entorno escolar son fundamentales para el crecimiento y el bienestar de los jóvenes. Soledad Acuña destaca cómo la escuela no solo es un lugar de adquisición de conocimientos, sino también un espacio vital para la construcción de relaciones significativas y el desarrollo integral de los estudiantes.
La Ministra no solo aborda la urgencia de la apertura de las escuelas desde una perspectiva pragmática, sino que también resalta la dimensión ética y moral de esta lucha. Defender las escuelas abiertas es defender el derecho de los estudiantes a un entorno educativo que no solo nutre sus mentes, sino que también cuida de su bienestar emocional.
«El día que ir a la escuela fue noticia» no es simplemente una crónica de eventos; es un llamado apasionado a la defensa de las escuelas abiertas. Soledad Acuña, a través de su relato, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la educación, el valor de cada día en la escuela y el papel esencial que desempeña la escuela como ordenadora social. Este libro no solo es un testimonio de una gestión educativa efectiva, sino también un recordatorio de que la educación es la piedra angular de una sociedad vibrante y saludable.
