El nuevo rol de las familias en la educación
“El día que ir a la escuela fue noticia” es un libro escrito y publicado por la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña. El objetivo del mismo, es recordar los momentos más importantes de la gestión educativa durante la pandemia del covid-19. Tal como se menciona en el capítulo 4 del libro, titulado “Las protagonistas”: “Este es un camino largo, hay cuestiones estructurales que no se subsanan de un día para el otro, pero tenemos la voluntad política de recorrerlo y, como en otros aspectos de la gestión, aprender de nuestros errores. La gestión de la pandemia nos estaba presentando desafíos nuevos”. En este sentido, a partir de su lectura, podemos aprender de los errores y aciertos de este período, y así diseñar mejores políticas en el futuro.
Una de las principales enseñanzas que dejó la pandemia, es la necesidad de garantizar una mayor inclusión a las familias en la educación de los chicos y las chicas. A lo largo del 2020, el aislamiento decretado por el gobierno nacional para contener los contagios obligó a los estudiantes a cursar sus materias de forma virtual. Esto significó un nuevo rol para las madres y los padres, a los que se les demandó mayor presencia en las trayectorias de aprendizajes de sus hijos. El capítulo 3 recupera las voces de los docentes, que contaron sus experiencias en los meses de virtualidad. Erika Guzmán cuenta que: “hicimos un grupo de WhatsApp con los papás y ahí pasamos los usuarios de Edmodo y empezamos a utilizarlo (…) Hacíamos juegos, les mandábamos actividades que podían aplicar en la vida cotidiana, hicimos proyectos, hicimos desafíos, tuvimos obra de teatro virtual con chicos que nos enseñaron a hacer títeres reciclables y estuvieron los papás presentes, hicimos lupas de vidrio, lupas de agua. Le buscábamos la vuelta (…) La pandemia me mostró cómo la familia puede estar dentro del aula y aprender con nosotros, ver cómo trabajamos. Iba a cada entrega del bolsón para seguir teniendo vínculo con los chicos, ya que muchos venían con los papás y era un momento en que decían: «Mi maestra». No se los dejó solos, no se les mandó una actividad para hacer y listo. Había chicos no tenían computadora y lo hacíamos por WhatsApp”.
Otro docente, Carlos López explica la importancia que tuvieron las familias para no perder el vínculo con los estudiantes en aquellos meses. “Los padres entendieron esta situación y muchos se acercaron a comentarnos «mi hijo pudo hasta acá» o «hicimos esto y esto otro no lo entendimos». Siempre tuvimos comunicación con todos nuestros alumnos o sus familias, aunque hubo seis familias con las que no tuvimos contacto alguno. Excepto ellos, siempre sabíamos dónde estaba el resto de los 951. Esos seis casos puntuales de los que no sabíamos nada, eran chicos de la Provincia de Buenos Aires con los que, cuando empezó a normalizarse todo, volvimos a tener contacto”.
No obstante, tal como relata la ministra a lo largo de su vida, esta situación evidenció las desigualdades de género que están presentes en nuestra sociedad. Durante los meses de aislamiento, fueron las mujeres, en su mayoría, las que se quedaron en sus casas cuidando a los hijos y ayudándolos con sus tareas. “La crisis extendida mostró un ambiente laboral con desigualdades. Los hombres del gobierno podían estar todo el tiempo y seguir involucrados cien por ciento en sus obligaciones, mientras que las mujeres tenían que repartir su tiempo de trabajo con la casa y con los chicos, todo el día, todos los días. Aquello que sabemos cuando elaboramos políticas públicas basadas en una agenda de género —que las tareas de cuidado y del hogar son la principal limitante a la autonomía de las mujeres— se experimentaba hacia adentro de nuestro espacio”. Por lo tanto, el retorno a la presencialidad en las aulas también se volvió una cuestión de género, ya que permitía reducir esta brecha en ámbitos laborales.
A finales del 2020 e inicios del 2021, luego de muchos meses de trabajo en conjunto de Soledad Acuña y Horacio Rodríguez Larreta, las escuelas de la Ciudad volvieron a abrir sus puertas a los alumnos. Durante el proceso de retorno a las aulas fue necesario generar canales de diálogo con las familias, para resolver sus dudas e inquietudes, y ofrecer un marco de certidumbre. Asimismo, la escuela recuperó su rol de ordenadora social, lo que permitió reducir las brechas de desigualdad, ya que tanto los padres como las madres pudieron continuar con sus carreras profesionales sin la necesidad de quedarse en sus casas para cuidar a sus hijos. “El día que ir a la escuela fue noticia”