EL DÍA QUE IR A LA ESCUELA FUE NOTICIA: REPENSANDO EL FUTURO DE LA EDUCACIÓN TRAS LA PANDEMIA

Soledad Acuña, a través de su obra «El día que ir a la escuela fue noticia», nos invita a una reflexión profunda sobre los acontecimientos que marcaron la pandemia, cuando las autoridades nacionales tomaron la decisión de cerrar las escuelas en todo el país.

En calidad de Ministra de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Soledad Acuña emergió como una figura destacada al oponerse firmemente a la suspensión de las clases presenciales. En conjunto con otras áreas y funcionarios del Gobierno de la Ciudad, llevaron a cabo esfuerzos incansables para garantizar el regreso de los niños y niñas a las aulas.

La obra resalta la función vital de la escuela como agente ordenador de la sociedad, que resultó particularmente evidente durante el periodo de aislamiento. Las experiencias de educación a distancia pusieron de manifiesto las múltiples dimensiones que el contacto directo con los/as docentes y los/as compañeros tiene en el desarrollo social, emocional y pedagógico de los/as jóvenes.

Durante la pandemia, las clases a distancia dejaron en claro que el contacto a través de una pantalla no podía sustituir los vínculos que solo se forman dentro del entorno escolar. Esto reafirmó la importancia fundamental de la educación para las familias, quienes se organizaron y alzaron sus voces exigiendo la reapertura de las escuelas.

Soledad Acuña recibió un sólido respaldo de estas familias, fortaleciendo aún más su posición en la apertura de las escuelas de la Ciudad. Este respaldo se destaca en su libro, subrayando la importancia crucial del compromiso de los estudiantes, docentes y familias en este proceso. En este sentido, resalta la importancia de “Padres Organizados” y “Estudiantes Organizados”, dos organizaciones que impulsaron el reclamo por una educación de calidad.

En este contexto, Acuña describe cómo se forjó una verdadera «alianza» entre la sociedad, el Ministerio de Educación y las escuelas, allanando el camino hacia el regreso a la enseñanza presencial. Además, enfatiza que una lección fundamental de la pandemia es la necesidad imperiosa de que la sociedad participe activamente en la comunidad educativa para abordar eficazmente los desafíos presentes.

REFLEXIONES SOBRE EL CAPÍTULO 12: «SE CORRIÓ EL VELO DE LA URGENCIA»

En el capítulo final de su libro, Soledad Acuña reflexiona sobre los nuevos desafíos que surgieron tras el regreso a la enseñanza presencial plena en el año 2021. Aquí, la Ministra comparte cómo finalmente pudieron liberarse del constante temor a la propagación de contagios, permitiéndoles planificar el futuro de la educación de manera más serena.

El Ministerio de Educación porteño, en conjunto con el resto de las áreas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se sumergió en la elaboración de medidas destinadas a recuperar los aprendizajes que se vieron afectados por los meses de aislamiento durante la pandemia. Soledad Acuña subraya que comenzaron a «contemplar el porvenir» y comparte sus emociones personales en la mañana del 13 de octubre, cuando se reunió con el Jefe de Gobierno para presentar ante la prensa las políticas educativas que se implementarían en 2022.

En ese sentido, la Ministra adelantó que en el año 2022 se llevaría a cabo la ampliación del calendario escolar, proyectando un ciclo escolar extendido con 192 días de clases, una medida que ya había sido implementada en 2021 y que volvería a ponerse en práctica en 2023. Además, se comprometieron a continuar brindando apoyo y capacitación a los docentes, planificando la formación de 28 mil docentes, proporcionándoles las herramientas necesarias para adaptarse a las exigencias de la nueva realidad educativa.

Para abordar la recuperación de los niveles de aprendizaje de los estudiantes, se planificó la inclusión de más horas de clases con más escuelas de jornada extendida o completa, especialmente en los últimos años de la escuela primaria. También se anunció la reconfiguración de la escuela de verano y escuela de invierno, con el propósito de ofrecer nuevos espacios y oportunidades a los jóvenes que enfrentan dificultades en su proceso de aprendizaje. Además, se proyectó la oportunidad de asistir a clases los días sábado para los estudiantes de nivel secundario que tuvieran materias pendientes o que necesitaran reforzar sus aprendizajes. Estas medidas se erigieron como una respuesta integral para abordar los desafíos educativos que surgieron como consecuencia de la pandemia.

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