Esta semana, Soledad Acuña, quien es ministra de Educación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires desde 2015, estuvo presente junto al gabinete porteño y otros invitados en el evento denominado «BA Agradece» celebrado en la Usina del Arte. En el transcurso del mencionado evento, el actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, expresó su reconocimiento a los miembros de diversos equipos gubernamentales por su labor y dedicación al servicio público.
LA IMPORTANCIA DE ESTABLECER UNA CULTURA DEL MÉRITO Y EL ESFUERZO EN LA ESCUELA
En su libro titulado “El día que ir a la escuela fue noticia” Soledad Acuña narra los hechos que acontecieron entre 2020 y 2021, cuando la pandemia del Covid-19 paralizó al país. En aquellos meses en los que las escuelas cerraron sus puertas, por decisión del gobierno de la Nación, Soledad Acuña trabajó con el objetivo de reabrir las aulas y retornar a la educación presencial y de calidad.
Durante la pandemia, el Gobierno de la Ciudad nunca niveló hacia abajo, sino que buscó mantener la calidad de la enseñanza, reconociendo a los estudiantes que se esforzaban por mejorar, y brindando oportunidades para continuar con sus trayectorias escolares con los conocimientos esperados para su edad.
En su libro menciona: “tenemos el desafío de seguir construyendo un sistema educativo en donde la escuela sea el lugar por excelencia para igualar oportunidades en nuestra sociedad. Esto implica generar condiciones de acceso y asignación de recursos que permitan crear un piso de equidad para que todos los estudiantes, más allá de las diferencias de origen, tengan las mismas posibilidades. De esta manera, la creación de su futuro dependerá también del esfuerzo y las capacidades propias. Estoy convencida de que todos los estudiantes pueden aprender si se les brindan las oportunidades. La construcción de una cultura basada en el mérito es posible a través de una educación equitativa, pero sin resignar la calidad. Por eso la educación es la inversión más importante que puede realizar un país, porque es la mejor herramienta para contribuir al progreso social, el desarrollo económico y para mejorar la calidad de vida de las personas.”
RECONOCER EL TRABAJO Y EL ESFUERZO
En el complejo tejido de las dinámicas laborales, la importancia de reconocer el esfuerzo no solo radica en la gratificación individual, sino también en el fortalecimiento de un sistema de valores que impulsa el crecimiento y la eficiencia en el entorno profesional. Establecer un sistema que valore el mérito y el esfuerzo no solo fomenta la motivación individual, sino que también contribuye a la creación de equipos cohesionados y solidarios.
El reconocimiento del esfuerzo laboral actúa como un catalizador para el crecimiento personal y profesional de los empleados. Al destacar los logros y dedicación de los colaboradores, se nutre un sentido de propósito que va más allá de las tareas cotidianas. Esta apreciación se convierte en un estímulo que impulsa a los trabajadores a superar sus límites, a asumir desafíos y a buscar constantemente maneras de mejorar. En este contexto, el reconocimiento no solo se convierte en un acto de justicia, sino en una herramienta estratégica para el desarrollo de habilidades y competencias.
El establecimiento de un sistema de valores que reconozca el mérito no solo se traduce en beneficios individuales, sino que también teje la cohesión dentro de equipos de trabajo. Cuando se premia el esfuerzo, se fomenta una cultura colaborativa donde los empleados se apoyan mutuamente para alcanzar metas comunes. El reconocimiento público de los éxitos individuales alimenta un espíritu de camaradería, creando un entorno donde cada logro personal es celebrado como un triunfo colectivo.
Además, el reconocimiento del esfuerzo no solo debe limitarse a los logros individuales, sino extenderse a la capacidad de trabajar en equipo y ayudar a los compañeros. Este enfoque integral promueve valores como la empatía y la colaboración, esenciales para la construcción de relaciones sólidas dentro del ámbito laboral. Un trabajador que no solo destaca por su rendimiento individual, sino que también se destaca por su capacidad de contribuir al éxito colectivo, se convierte en un modelo a seguir, inspirando a sus compañeros a seguir un camino de colaboración y apoyo mutuo.