El libro «El día que ir a la escuela fue noticia» aborda la temática de la pandemia y su impacto en la educación. La autora, Soledad Acuña, desempeña el cargo de Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires desde 2015. En esta obra, relata su vivencia durante esos meses en los cuales todas las escuelas tuvieron que cerrar en el país, describiendo sus emociones y las principales situaciones que se manifestaron en ese lapso. El libro ofrece una perspectiva retrospectiva de los sucesos ocurridos en el ámbito educativo durante la pandemia, fomentando la reflexión y la reconsideración de los métodos de gestión.
A lo largo del capítulo 8, Soledad Acuña levanta las voces de las madres y los padres para que cuenten su experiencia familiar durante la pandemia. Durante la pandemia, el desarrollo de los/as chicos/as se vio afectado por la imposibilidad de asistir a la escuela y reencontrarse con sus compañeros/as y docentes. Con el correr de las semanas, se evidenció lo que Soledad Acuña y Horacio Rodríguez Larreta afirmaban desde el inicio de la cuarentena: volver a la escuela debía ser una prioridad.
En este sentido, a mediados del 2020 muchas familias comenzaron a organizarse, formando “Padres Organizados”, donde se agruparon para hacerse escuchar en el reclamo por la vuelta a las clases presenciales. Esto se debía a que veían que el desarrollo emocional y pedagógico sus hijos/as estaba siendo afectado por el aislamiento.
En este sentido, Victoria Baratta, madre de una hija que empezaba cuarto grado, explica sus sensaciones: “Decía: «Che, esto lo único bueno que tiene es que no mata a los chicos, no les arruinemos la vida, tratemos de trabajar de alguna manera para no arruinarles la vida, porque en un chico el porcentaje de un año o dos años lo que representa en su vida es mucho». Soy historiadora, me la paso leyendo, me la paso aprendiendo cosas, es mi trabajo, y entonces empecé a aprender un montón de cosas sobre la niñez. Nunca más se vuelve a tener 4 o 5 años. Yo tengo 39, de los 38 a los 40 es medio lo mismo, tenés una arruga más, un kilo más, te puede ir mejor en el trabajo, pero a los tres años se desarrollan ciertas habilidades, a los cuatro otras y a los cinco otras, y si al nene lo tenés encerrado no es lo mismo. Además estaba todo esto de: «No les importan los docentes, no valoran lo que hicieron los docentes». Los docentes podían hacer todo su esfuerzo, yo soy docente de la universidad, pero aun en los países más desarrollados con toda la conectividad, las pérdidas de aprendizaje estaban. Y acá también”.
Asimismo, agrega que “Durante la primera parte de 2020 no veía que las decisiones que tomaba el Gobierno estuvieran sujetas a evidencia, empezando por las extensiones de la cuarentena. Es más, cada vez las veía más alejadas de la evidencia que venía del mundo y que cualquiera podía leer a través de Internet, sobre todo en relación con los chicos. Primero me empezó a dar mucha bronca que estuvieran prohibidas las salidas. Yo vivo en el Gran Buenos Aires, estaban prohibidas las salidas recreativas de los niños y ya se sabía desde un principio que los niños no eran población super-vulnerable ante el Covid y se sabía que el aire libre era el mejor espacio. No había que ser un genio para darse cuenta de que era problemático tenerlos encerrados”.
Por otra parte, se refirió a la carta que publicó Padres Organizados durante la cuarentena: “Con la carta buscábamos generar conciencia sobre el problema, mostrar que había gente reconocida y de distintas disciplinas. La intención era decir: «La ciencia no es igual a lo que dice el gobierno, acá hay ciencia también y estamos advirtiendo con esa base científica que hay un daño social enorme». Eso me dejaba muy tranquila: por mi profesión yo no podría haber hecho algo que no estuviera bien justificado en ese nivel. Y a partir de eso intentamos ejercer una presión política para que el tema estuviera en los medios”.
Estas expresiones eran las de miles de familias que necesitaban que los/as chicos/as volvieran a la escuela. A su vez, gracias a que las familias, los docentes y los/as jóvenes comenzaron a reclamar la vuelta a la escuela, la posición del Gobierno de la Ciudad se vio reforzada, logrando que las escuelas volvieran a abrir sus puertas. Durante el aislamiento, Soledad Acuña se convirtió en una referente en el reclamo por la presencialidad en las escuelas.