En mayo del 2022 Soledad Acuña publicó su libro “El día que ir a la escuela fue noticia”, donde relata los principales momentos de su gestión como Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, entre 2020 y 2021. Además, Acuña cuenta de manera detallada sus sensaciones durante la pandemia, cuando inició su licencia por maternidad por el nacimiento de su segundo hijo.
Cuando el gobierno nacional decretó el aislamiento, la ministra se expresó en contra del cierre de las escuelas, ya que entendía que no era el momento para hacerlo. “Me parecía un error y así se lo dije al ministro Nicolás Trotta: si cerrábamos, nos iba a costar mucho volver. En esa época aún sabíamos muy poco del virus, pero lo que veíamos en Europa nos permitía intuir que era estacional y que la circulación aumentaba en invierno. Recién estaba terminando el verano en nuestro país, por lo tanto, si cerrábamos, no íbamos a volver hasta septiembre”. Desde el primer momento, la titular de la cartera educativa porteña entendió que se debía maximizar lo más posible el tiempo en las aulas. En los meses en los que estuvo con licencia, Soledad Acuña vio como la falta de presencialidad en las escuelas afectaba a su hijo mayor, así como también a sus compañeros. Esta realidad, era la de miles de chicos y chicas que evidenciaron que las clases virtuales no podían reemplazar a las presenciales, ya que los jóvenes deben estar siempre en la escuela, con sus pares y sus docentes.
Es por esta razón que el gobierno porteño trabajó desde el comienzo para poder volver a abrir los establecimientos, y así recibir a los alumnos. Finalmente, la Ciudad de Buenos Aires se convirtió en la primera jurisdicción en volver a la presencialidad en todos los niveles. Tal como se explica en el libro, los primeros contactos entre los estudiantes y la escuela se centraron en recuperar el vínculo. “Desde el ministerio hacíamos mucho énfasis en el objetivo primordial de la revinculación. No íbamos a poder avanzar en contenidos curriculares porque hubiera sido imposible trabajarlos al aire libre y en pocas horas; lo que estábamos privilegiando era el vínculo afectivo y emocional con la escuela. Instamos a que los docentes aprovecharan ese tiempo para poner en común lo vivido en los meses previos, para que los chicos y ellos mismos pudieran contar qué les había pasado, para hablar de sus necesidades y expectativas hacia adelante. Pedimos que se reforzaran las cuestiones vinculares y emocionales más que los contenidos”.
La Escuela de Verano como una instancia de aprendizaje
En 2021, la educación de la Ciudad dispuso la presencialidad plena en las aulas, y el inicio anticipado del ciclo lectivo, para garantizar más días de clases. No obstante, el ministerio de Educación de la Ciudad ofreció una instancia más para que los chicos pudieran comenzar a recuperar los aprendizajes. En este sentido, Soledad Acuña cuenta en su libro: “a los 100 días fue fundamental para acompañar durante el verano a todos aquellos estudiantes que no habían logrado acreditar los conocimientos requeridos para pasar de año. Su situación fue calificada como «en proceso», porque efectivamente ese era el estado en que se encontraban, y como en todo proceso pedagógico, necesitaban acompañamiento. Había que redoblar los esfuerzos para llegar mejor preparados a 2021 y aprovechar la presencialidad que habíamos anunciado con el inicio anticipado de clases”. De este modo, el gobierno de la Ciudad implementó políticas que pudieran garantizar más tiempo de clases con la firme idea de que cada día cuenta, y es importante. La ministra expresa: “Este plan que nació del diagnóstico siguió con la evaluación, la Escuela de Verano y los Centros de Acompañamiento a las Trayectorias Escolares, conocidos como las clases de los sábados. Cada una de estas medidas se tomó con un objetivo: paliar las consecuencias negativas de la suspensión de clases presenciales”.
Actualmente, las escuelas de la Ciudad siguen abriendo sus puertas durante el receso de verano. Allí, los chicos y las chicas que asisten pueden participar de diferentes actividades para que compartan, interactúen y sigan aprendiendo durante el receso escolar. A través de políticas como ésta, el Ministerio de Educación ofrece diversas instancias y oportunidades para que los estudiantes puedan seguir con sus trayectorias escolares con los conocimientos requeridos.